Los niños de arras son unos de los grandes protagonistas el día de la boda. Ellos son los que acompañarán a la novia al altar e irán detrás de los novios a la salida. La tradición de llevar pajes en la ceremonia se remonta al medievo, cuando los vestidos tenían unas largas colas y sus telas eran muy pesadas. La novia necesitaba ayuda para poder caminar hacia el altar. Ahora esta función la hace las damas de honor, dejando para los pequeños ayudantes la labor de portar las arras y las alianzas. Aunque todavía se ve algunas niñas intentando ayudar.

La palabra arra procede del latín  «arrhae» significa prometer.

Las arras son trece monedas, preferentemente de oro o plata, pero pueden ser de cualquier otro metal, todas del mismo tamaño, son bendecidas por el sacerdote y se entregan en el día de la boda durante la celebración después del intercambio de anillos.

Las arras significan la promesa de compartir y cuidar los bienes futuros, es la aceptación de responsabilidades por parte de los novios para que nunca falte nada en el futuro hogar que se empieza a construir desde el momento en el que se contrae matrimonio.

Son trece porque simbolizan los doce meses del año y hay una más como acto de generosidad para compartir con los más desfavorecidos. El número trece en este caso representa la buena suerte.

Este símbolo era solo exclusivo de las ceremonias religiosas, es por eso que los ayudantes para portarlas no estaban presentes en las civiles. Hoy en día, estos pequeños protagonistas también se están haciendo hueco en las bodas civiles. Si no es portando las arras, si que llevan por ejemplo carteles, con mensajes diversos.

También se está haciendo casi imprescindible que los niños y niñas lleven flores, siempre será con los colores que rija el estilo de la novia. Y podrán llevarlos en jaulas, como coronas o simplemente en unas cestas.

El grupo de pajes lo forman desde dos hasta seis niños de  entre tres y ocho años. Aunque cada pareja elige el número y los niños que irán. Es importante que los niños no sean muy pequeños, ya que es más difícil mantenerlos tranquilos o conseguir que lleven a a cabo su cometido.

Generalmente van vestidos con trajes iguales dentro de una gama de colores y estampados similares y acordes con la decoración de la ceremonia. 

Para el verano, los tejidos como el lino y el algodón son los mejores para vestir a los niños y niñas en la boda. Los tonos claros siguen siendo la tendencia, aunque las rayas, flores u otros estampados también son admitidos. No debe faltar el complemento en la cabeza, bien sea los sombreros de paja, canotiers, capotas de encaje o rafia o una corona de flores. 

Para el invierno, la elección ideal son los trajes de tejidos más gruesos como el terciopelo, y en colores lisos y oscuros, desde los grises a los azules más intensos hasta llegar al negro. En cuanto a los complementos, la estrella sin dudarlo para el invierno son las capas y  capelinas

Los zapatos juegan un papel fundamental, ya que los niños pasarán muchas horas de pie, corriendo y jugando y querrán sentirse lo más cómodos posibles.

 Por supuesto como calzado estrella en verano no debemos olvidarnos de las clásicas manoletinas para las niñas o de los mocasines para los niños. Aunque cada día se ve más a estos pequeños calzando las típicas alpargatas ( sin duda prima la comodidad).

Para el invierno, como toque divertido y muy top, son las botas de agua.

Los niños de arras forman parte del cortejo nupcial, abren camino cuando la novia entra en la iglesia del brazo del padrino y por lo general se suelen sentar en la parte delantera. A la salida, son los pajes los primeros en salir.

Lo importante es que ese día os acompañen los niños y niñas que consideréis que son especiales para vosotros.

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